¿Qué es un coach? Es una buena pregunta, y es que hoy en día la palabra coach tiene muchos y variados significados; desde una marca de bolsos, hasta un entrenador deportivo. Esta variedad de acepciones unido a que se trata de una palabra de un idioma extranjero (inglés), genera bastante confusión en cuanto al trabajo que desarrolla un coach.
Cuando estaba dando los primeros pasos en este mundo del desarrollo personal, utilizaba como lugar de exposición de mi nuevo trabajo un herbolario cercano a mi casa, donde dejaba tarjetas de presentación. Estando allí, una persona me dijo: “Ah, ¡qué bien! Justo lo que yo necesito. He cogido peso este verano y necesitaría un entrenamiento para empezar a hacer ejercicio”. Evidentemente, esta persona hablaba de un entrenador deportivo.
Si habláramos de la persona como una suma de cuerpo, mente y emociones, lo que es un coach, sería ese “entrenador” de la mente y las emociones cuyo entrenamiento se ve reflejado posteriormente en las acciones.
Qué es un coach
El significado etimológico de la palabra “coach” deriva del término húngaro kocsi, que significa coche. Un coche tiene la función de transportar a las personas de un lugar a otro. Y es que eso es lo que consigue un coach, acompañar a las personas desde el lugar donde se encuentran, la situación actual que están viviendo, hasta ese otro lugar donde quieren llegar, a esa situación futura deseada.
El coach es el conductor del taxi que te lleva a esa dirección a la que tú te quieres trasladar. Es el acomodador del cine, la persona que, una vez le das tu entrada, te conduce, alumbrando con su linterna y por el camino más corto y directo a tu butaca.
Pero, qué es un coach, es una persona que confía en ti y en la que confías. Es alguien que te ayuda a hacerte más consciente de lo que está ocurriendo en tu vida en el momento actual; de lo que te está generando molestia, lo que te está resultando incómodo o tóxico o de lo que te está impidiendo avanzar o evolucionar.
Un coach te acompaña a generar conciencia sobre lo que está en tu mano hacer para cambiar esa situación, sobre las habilidades o recursos que puedes utilizar para ello, para identificar tus habilidades o fortalezas y también las que necesitas mejorar o adaptar para conseguir esa situación futura deseada.
Un coach es ese apoyo que necesitas cuando te das cuenta de que no puedes cambiar algo en tu vida, porque su presencia, su escucha, su empatía y objetividad te facilitan una reflexión profunda de la situación y un autoconocimiento que son la base para la toma de las mejores y más beneficiosas decisiones.
Cuál es la función de un coach
La función prioritaria de un coach es la de generar el entorno necesario adecuado para que el cliente pueda generar el cambio que le permita moverse hacia o alcanzar ese estado futuro deseado.
Los coaches acompañamos (que no ayudamos), desde una posición neutra y objetiva y no nos dejamos llevar por nuestra interpretación personal y particular de la situación del cliente.
Sobre todo, y, ante todo, la función de un coach es la de preguntar. Sí, aunque suene simple, eso es lo que hace un coach. La técnica del coaching está basada en la mayéutica, en “dar a luz la verdad”, método filosófico de enseñanza e investigación propuestos por el gran filósofo clásico ateniense Sócrates. El objetivo principal de este método consistía en permitir al estudiante llegar al saber o conocimiento y al análisis y conclusiones por sus propios medios, a descubrir por sí mismo conceptos que estaban latentes u ocultos en su mente.
Un coach pregunta para saber, para entender, para conocer, para concretar, para indagar, para explorar, para responsabilizar, para acordar y comprometer.
Pregunto para saber cuál es el reto que mi cliente tiene por delante, qué situación está viviendo actualmente mi cliente con respecto a ese reto, hacia dónde quiere moverse. Pregunto para saber quién es mi cliente y qué puede hacer para cambiar su situación actual, su perspectiva de la realidad que está viviendo.
Pregunto para entender lo que piensa y siente mi cliente y así poder empatizar y poder ver desde su misma perspectiva la situación que le preocupa; para acompañar en una relación de igual a igual a mi cliente en el camino que le conducirá hacia su meta, hacia la superación de su reto.
Pregunto para concretar los aspectos primordiales de la situación, los que realmente requieren de un cambio, los aspectos que están directamente involucrados y sobre los que el cliente puede actuar o controlar. Los que está en su mano cambiar.
Pregunto para explorar y acompañar al cliente en la exploración de todo lo que gira entorno a ese asunto susceptible de cambio, para analizar juntos cómo todo eso puede estar influyendo, en qué medida y de qué manera. Exploro cómo piensa, siente y actúa la persona en relación a esa situación actual y también cómo todo ello cambiará cuando se está acercando y alcance la situación futura deseada.
Pregunto para saber que estoy entendiendo y comprendiendo a mi cliente y para no responsabilizarme de ninguna decisión que no me corresponda, porque todas las decisiones sobre su asunto, son del cliente. Porque nadie mejor que uno mismo para saber qué necesita, qué hacer y cómo hacer para llegar a ese lugar, esa situación, esa versión mejorada de uno mismo, con los medios propios y no ajenos, con la sabiduría interior y no los consejos externos.
Competencias o habilidades de un coach
Las competencias o habilidades que todo coach debe adquirir, trabajar y que deben estar presentes en todo proceso de coaching son, de manera genérica la observación, la escucha atenta y activa, la pregunta poderosa y efectiva y la retroalimentación.
Es posible que el coach cuente ya con alguna de estas competencias de manera innata, aunque siempre es necesario un entrenamiento para alcanzar un buen entendimiento de su auténtico significado en el entorno del coaching, así como para poder manejarlas con soltura y ponerlas de manifiesto en la conversación de coaching.
Según la Federación Internacional de Coaching (ICF, International Coach Federation), la mayor organización de coaches profesionales a nivel mundial que vela por la promoción de los más altos y exigentes estándares éticos y de calidad en la profesión de coaching, determina ocho competencias clave básicas agrupadas en cuatro bloques o apartados. Todas ellas son de igual importancia y prioridad y deben ser demostradas por cualquier coach profesional en cada una de sus interacciones con sus clientes.
Todo coach debe demostrar una práctica ética siendo honesto e íntegro, manteniendo una relación de igual a igual con sus clientes utilizando un lenguaje adecuado y respetuoso. Respetando siempre al cliente, su forma de ser, de actuar, de pensar, su identidad, sin tratar de imponer la suya propia. Manteniendo la confidencialidad de toda información facilitada durante las conversaciones.
La mentalidad de un coach debe ser abierta y lo demostramos estando en constante aprendizaje y desarrollo personal y profesional. Con esta mentalidad abierta y flexible permito al cliente hacerse responsable de sus decisiones, es decir, desechar mis juicios y opiniones para dar protagonismo a las de mis clientes. Ser empático de manera asertiva, para evitar contagiarme emocionalmente. Para ello es necesario preparar las sesiones mental y emocionalmente, lo que a veces incluye mi búsqueda de ayuda a otros profesionales o terapeutas, para dar lo mejor de mí.
Para poder construir una buena relación con mi cliente, debo poder generar acuerdos claros en cuanto a cuáles vana a ser las normas que dirijan nuestro comportamiento (mío y de mi cliente) durante el proceso, lo que va a ocurrir en cada interacción y el funcionamiento de la metodología. También es importante acordar nuestras respectivas responsabilidades y compromisos para evitar interferir o sobrepasar límites que no correspondan. De suma importancia resulta acordar y reconfirmar lo que el cliente quiere lograr, qué necesita abordar para conseguirlo y cómo va a saber que ha alcanzado los resultados deseados.
Para que la relación funcione, como en cualquier otra relación, es fundamental la confianza y seguridad, en ambas direcciones. Si el cliente confía en mí, podrá abrirse y sentirse seguro para explorar y profundizar; si manifiesto mi confianza en mi cliente, en su capacidad y sus recursos para logar lo que se propone, se sentirá empoderado y motivado. Esta confianza se desarrolla cuando entiendo a mi cliente en su contexto y no en el mío propio, cuando me muestro también transparente y vulnerable, cuando me adapto a su estilo y genero sintonía, cuando le apoyo en la expresión de sus pensamientos y emociones, de todas sus percepciones.
Y para poder hacer todo lo anterior, necesito estar muy presente, muy consciente para poder estar receptiva, atenta, empática, enfocada en mi cliente y el asunto que trae al proceso y en cada conversación de coaching. Porque solo así puedo darle el espacio que merece, el tiempo que necesita para exponer, explicar mostrar todo lo que tiene y necesita, estar para mi cliente, ser para mi cliente. Manejando el silencio como una pregunta retadora y poderosa. Esto me permite preguntar con la curiosidad de un niño, sin filtro, sin dobles intenciones. Preguntar para saber, porque no sé nada de lo que mi cliente trae y necesito saber y comprender su perspectiva para poder acompañar en el camino, en su propio camino de desarrollo y aprendizaje, desde su realidad.
Como coach, y dado que un proceso de coaching se basa en la conversación, es primordial poder comunicarme de manera efectiva. La base de la comunicación está en una buena escucha y en una escucha activa. Esta escucha no solo se limita a escuchar con los oídos, escuchar lo que se oye, sino también lo que no se oye; lo que se percibe a través de otros sentidos como la vista y hasta lo que se intuye (aunque la intuición no se considera un sentido). Todo lo que se percibe a través de todos los sentidos y más. Porque hay una expresión que dice: “el cuerpo grita lo que la boca caya” que es muy cierta. Lo que no se dice incluye el lenguaje no verbal (gestos, mirados, movimientos y posturas) y el paraverbal (tono y velocidad de la voz, por ejemplo). Porque todo eso lo escucho, lo observo y pregunto para saber su significado. Sin interpretar ni deducir, con la simple intención de saber, de reconocer y de explorar. Y así poder devolver a modo de espejo, toda la información que percibo.
A partir de estas devoluciones y este feedback, puedo evocar conciencia en mi cliente. Puede hacerse consciente de patrones, comportamientos, emociones o pensamientos actuales y si lo desea, explorar con mayor profundidad la utilidad o beneficio que le están aportando. Y si en esa exploración descubre que no le aportan u obtiene ningún beneficio a la hora de alcanzar su meta, quizás pueda ver la manera de cambiarlos para que sí potencien y aporten en su camino hacia ese estado futuro deseado.
Y solo cuando el cliente se hace consciente de que existen distintas y nuevas perspectivas, cuando puede observar la situación desde un lugar diferente, es capaz de comenzar a diseñar e implementar acciones que lo encaminan hacia su estado deseado.
Una vez acompaño a mi cliente a integrar esta nueva comprensión de la realidad, este aprendizaje, estoy apoyándolo a su autonomía y crecimiento.
Qué es lo que hace un coach
Nada puede parar al hombre con la actitud mental correcta de conseguir su meta; nada en la tierra puede ayudar al hombre con la actitud mental equivocada.
Thomas Jefferson
Si te preguntas, qué es un coach, un coach es la persona que te acompaña, desde un lugar no directivo y de forma tranquila y serena, a alcanzar un reto, personal o profesional, una meta. Y esto lo hace a través de un proceso de entrenamiento a nivel mental y emocional que facilita el camino hacia la consecución de esa meta, de ese resultado.
Un coach no aconseja, no asesora, no da su opinión, no critica ni juzga, no da clases. Un coach trabaja contigo para sacar a la luz, para hacerte consciente y responsabilizarte de tu propio camino. Un coach no te lleva por su camino, sino que te acompaña a definir, encontrar y labrar el tuyo.
Un coach consigue, a través de sus preguntas, hacerte consciente de quién estás siendo y quién tienes que ser para logar lo que deseas, haciéndote consciente de tus creencias o pensamientos limitantes y de tus emociones actuales y de cómo éstas están impactando en el logro de tus objetivos.
Un coach te permite encontrar la claridad, la determinación y la motivación para idear y poner en marcha los cambios necesarios para tu mejora.
Y todo esto, de manera general ya que se puede especificar para los múltiples contextos de nuestras vidas; en lo personal y lo laboral, en las relaciones con los demás y con uno mismo; para el autoconocimiento y para aspectos prácticos del día a día (deporte, educación, nutrición, imagen, salud, empresa, organizaciones, liderazgo, etc.).
El coach acompaña a poner foco en las oportunidades de mejora de su cliente y no en sus problemas. Acompaña en la búsqueda y descubrimiento de las herramientas o recursos que toda persona posee para lograr sus metas.
Diferencia entre un coach y un psicólogo
Cuando nos preguntamos qué es un coach, es habitual pensar que un coach es como un psicólogo, incluso yo a veces lo explico así para hacerme entender y luego matizo.
Es cierto que tanto coaches como psicólogos escuchamos con atención, preguntamos con sentido y observamos las respuestas y reacciones de otras personas.
Los psicólogos utilizan la ciencia y aplican la terapia para ayudar a sus pacientes mientras que los coaches utilizan una metodología, basada a su vez en técnicas psicológicas.
La primera diferencia que se me ocurre está en el nombre que damos a las personas a las que preguntamos y escuchamos; en el caso de un psicólogo las llaman pacientes, en el caso de un coach las llamamos clientes o coacheés. Yo no suelo emplear esta última porque, de nuevo no es un término español, solamente lo utilizo en las formaciones y mentorías a otros coaches.
La gran diferencia está en que un psicólogo te ayuda a descubrir lo que te está ocurriendo indagando en el pasado, buscando los orígenes y causas de el estado actual de la persona. Un coach acompaña (que no ayuda) a definir el estado futuro deseado, analizando el presente para que la propia persona descubra los recursos, herramientas o habilidades que le pueden ayudar a alcanzarlo; los obstáculos o resistencias que le están impidiendo avanzar; lo que necesita cambiar para llegar a ese estado, sin mirar atrás, sin importar ni explorar el pasado. Se trata de un trabajo de presente a futuro.
Otra diferencia que distingue a un coach de un psicólogo es que las intervenciones en la conversación de coaching nunca pueden ser directivas, es decir, no asesora ni aconseja, no dice lo que el cliente debe hacer para mejorar. Un psicólogo si puede ser directivo dando recomendaciones o encomendando tareas a su paciente.
Preguntas que hace un coach
La pregunta es la herramienta por excelencia del coach.
Si yo tuviera una hora para resolver un problema, y mi vida dependiera de la solución, gastaría los primeros 55 minutos en determinar la pregunta apropiada, porque una vez conociera la pregunta correcta, yo podría resolver el problema en menos de cinco minutos
Albert Einstein
La pregunta adecuada, la pregunta correcta, ¿cuál es? Esa que necesita el cliente para poder desenredar la madeja. Esa que genera una reflexión profunda y que hecha en el momento idóneo aporta claridad, eleva el nivel de conciencia y genera mayor consciencia al cliente. Esa pregunta que abre una ventana, una puerta, que derriba un muro que hace ver la luz al final del túnel, que hace que el cliente pueda contemplar la situación desde otra perspectiva, que cambie o amplíe su mirada.
Lo que se pregunta y cómo se pregunta es lo que marca la diferencia.

Las preguntas más valiosas son abiertas, cortas, directas y siempre deben realizarse de una en una; abiertas para que el cliente piense y no responda con un simple “si” o “no”, estas preguntas suelen empezar por palabras como “qué”, “cómo”, “cuanto”, “para qué”, “cuándo”, etc.; cortas para que sean fácilmente entendibles y el cliente responda sin dudar; directas (que no directivas) para retar al cliente; y sin encadenar preguntas, ya que se omite información en las respuestas porque suele responderse lo último que se ha escuchado.
Sin olvidar que un silencio mantenido, como espacio para esa reflexión, puede suponer una de las preguntas más poderosas.
Las preguntas que un coach hace deben asegurar la excelencia en la comunicación con su cliente. El coach pregunta empleando palabras y expresiones que se adapten al entendimiento de su cliente. Se expresa de forma tal que genera sintonía y sincronía con su cliente.
Un coach pregunta para saber, porque no puede dar nada por supuesto. El coach necesita saber todo lo que su cliente piensa, siente y hace para comprender, entender y aceptar la forma de ser y aprender se su cliente.
La pregunta del coach debe sacar de su zona del confort al cliente y le deben permitir adentrarse en la zona de incertidumbre y transitarla para poder llegar a la zona donde reside la magia.
Cómo elegir un buen coach
A la hora de elegir coach, un aspecto importante a tener en cuenta es que te transmita confianza, que sientas comodidad al hablar con esta persona ya que la confianza es un elemento indispensable en la relación coach-cliente. Elije una persona que te transmita confianza, seguridad, serenidad, con la que puedas expresarte abiertamente.
Otro aspecto importante es asegurar la calidad del servicio que vas a recibir. No todas las personas que se promocionan o se hacen llamar “coach” han recibido una formación acreditada de calidad que asegure una práctica ética del coaching. Acompañar a otras personas en el logro de sus metas utilizando la metodología del coaching supone un gran ejercicio de autoconocimiento, responsabilidad y compromiso.
Todo coach debe trabajar en su desarrollo personal de manera continua. El autoconocimiento es fundamental para la identificación de los valores, creencias y áreas de mejora concretas. Porque solamente podrás acompañar a otras personas dando lo mejor de mí cuando me encuentre en un estado de presencia y consciencia, en equilibrio y neutralidad. Y para eso, todo coach debe buscar la ayuda necesaria a través del conocimiento de uno mismo y de otros profesionales si llega el caso.
Esto también implica estar en constante aprendizaje de otras disciplinas, metodologías o recursos que aporten o sean complementarios al coaching y al estado ideal del coach para poder realizar su trabajo de acompañamiento desde ese buen lugar.
Existen varias organizaciones o entidades, tanto a nivel nacional como internacional encargadas de asegurar una práctica ética del coaching.
Buscar un coach que esté acreditado por alguna de estas entidades puede asegurar el cumplimiento de estos estándares de calidad de la metodología y acompañamiento. Estas entidades marcan unas normas claras en cuanto a las habilidades que todo coach debe demostrar durante sus sesiones de coaching.
Organizaciones o agrupaciones de coaches, como sin ICF o ASESCO, cuentan con directorios de coaches profesionales acreditados en sus webs.
Certificación coaching ICF
La International Coach Federation (ICF ) es una organización sin ánimo de lucro. Se tarta de la mayor organización de coaches a nivel mundial. Su misión es la de “promover el arte, la ciencia y la práctica del coaching profesional”. Mediante su código ético y deontológico, trata de promover, potenciar y difundir coaching profesional de calidad.
Esta organización ha desarrollado un sistema de certificación para coaches reconocido a nivel internacional. Este sistema de certificación contempla tres niveles en función de la formación, experiencia y pericia en la práctica del coaching.
Los requerimientos necesarios para obtener dichas credenciales incluyen la formación acreditada por la entidad, la experiencia demostrable de un número determinado de horas de práctica, un examen teórico-práctico y en algunos casos un examen oral junto con diez horas de coaching realizadas por un mentor coach certificado.
Estas certificaciones son válidas durante tres años, tras los cuales se puede ascender de nivel (si se han acumulado suficientes horas de práctica y la formación correspondiente) o renovar la certificación por otros tres años más (en caso de no haber llegado al número de horas exigido para el nivel superior).
Además, ICF ofrece la posibilidad de asociarte como miembro de la organización para así poder participar activamente, si así se desea, en eventos y conferencias o bien como espectador. Así logra mantener la información actualizada sobre cualquier iniciativa que acontezca en el mundo del coaching.
Certificación coaching Asesco
Asesco es la entidad certificadora a nivel nacional, la primera asociación de coaches profesionales en España. Su finalidad es agrupar a los profesionales del coaching y promover el coaching profesional, responsable y de calidad y evitar el intrusismo.
Igual que en el caso de ICF, Asesco respalda programas formativos que aseguran una buena práctica del coaching y que constituyen la puerta de entrada a la acreditación por dicha agrupación.
De la misma forma, ofrece la posibilidad de ser miembro de la asociación.
Conclusiones
Si estás en un momento de tu vida en que, bien por razones personales o profesionales, te sientes en una encrucijada; si a pesar de tener todo lo necesario para estar feliz, para tener bienestar, no eres capaz de percibirlo así, un coach es la persona que puede acompañarte para poner claridad. Para analizar la situación actual y tomar la mejor decisión, desde una perspectiva más amplia o distinta. Para poder hacerte más consciente y así poder contemplar aspectos que a lo mejor estaban pasando desapercibidos y que estaban limitando tu avance. Para descubrir esas zonas inexploradas que cada uno de nosotros tenemos y en las que podemos encontrar las respuestas, los recursos o las habilidades para avanzar en nuestro camino hacia esa paz interior, ese bienestar, esa serenidad.
Un coach es la persona en la que confías, que confía en tus posibilidades de éxito, que te apoya para descubrir quién eres, qué quieres, qué necesitas para lograrlo y cómo conseguirlo.
Si te encuentras en ese momento, puedo acompañarte a través de mis sesiones de Coaching.