Siempre me traiciona la razón y me domina el corazón,
Siempre me voy a enamorar de quien de mí no se enamora…
Me descubro de nuevo adaptándome, comportándome como yo creo que a ti te gusta; como tú eres, no como soy yo. Como tú crees que “es normal”: fría, distante, sin caricias, sin besos, sin abrazos, sin emociones aparentes. Pensando que puedo convertirme en eso que a ti te gusta, en un apersona que no soy yo.
Sigo creyendo que al estar a la altura de tus expectativas, esas que yo creo y que ni siquiera tú me has dicho, me querrás y te quedarás a mi lado.
Qué locura pretender que estarás a mi lado a cambio de ser quien yo creo que tú quieres que yo sea.
Y ¿a qué precio? Olvidándome de cómo realmente soy, de lo que me gusta, de cómo quiero que me amen, de cómo siento yo el amor…Y soñando, soñando con esa forma de querer que me llena, que me hace sentir bien, que me hace sentir querida, deseada…tranquila.
Siempre idealicé a “mi amor” como alguien atento y cariñoso y cuando veo eso en otras parejas, siento envidia de no ser yo quien recibe esas caricias, esos besos, esos mimos. Aunque realmente no sé si es lo que yo quiero o lo que siempre me han dicho que debía ser.
¿Seré yo la culpable de provocar ese comportamiento en otras personas?
¿Será que me atraigo justo lo contrario a lo que deseo?
¿Es que no merezco que me quieran así?
Y quién soy yo de las dos, ¿la que creo que soy o la que se adapta para ser querida?
¿Somos la misma?
¿Hay dos personas dentro de mí?
“Un día comprendí que el silencio vale más que mil palabras, que tomar una mano no significa atar un corazón, que no se debe correr detrás de alguien que siempre huye de ti, que el amor te lo deben demostrar no se debe mendigar, que a alguien a quien queremos solo se le puede desear toda la felicidad del mundo…”
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